La Consciencia no es un viaje hacia arriba, sino hacia Dentro. Hacia lo más profundo de ti. Hacia aquello que hemos ido tapando con capas y capas de miedos. Con capas y capas de malas experiencias.
Siempre he sido muy analítica. En el eneagrama (herramienta de autoconocimiento con 9 eneatipos de personalidad) “soy” el 5 Social. Cuando leí sus características, me vi totalmente reflejada. Definida. Comprendida. Por una parte, fue sorprendente tanta exactitud. Y por otra, me molestó que ya estuviera descrita. Como si fuese una máquina programada para comportarme de una manera determinada. Con una etiqueta colgando desde el día de mi nacimiento. Me sirvió (me sirve) para entender el motivo de mi aislamiento. De mi sensación de ahogo cuando me exigen o me reclaman. Mi necesidad de independencia y autonomía. Mi vacío existencial. Mi acumulación de títulos académicos. Y para saber dónde se ocultaban mis mayores temores y de dónde venían.
Una vez tomas conciencia de cómo eres y de por qué eres cómo eres, el siguiente paso es Aceptarte (imprescindible). Y desde este lugar de aceptación, ir pasito a pasito haciéndote amiga de tus temores y atravesándolos con toda la compasión y el Amor que puedas. Es complicado porque nos autoengañamos con mucha facilidad. Porque el inconsciente es muy sabio y se oculta de maravilla. Y por muy estudiada que te tengas, que te Creas que te tienes, de repente te Ves actuando como siempre, pero con un disfraz diferente. Y la ignorancia se apodera de ti. Y con ella, la Humildad que tanta falta nos hace para no darlo todo YA por sentado y por sentido.
Parece que el camino no acaba jamás. Y creer que tiene un final es el mayor error en el que podemos caer. Porque a medida que me voy haciendo más Consciente de mí (porque siempre se trata de uno mismo y no del Mundo…), más cambios se producen (si nos atrevemos a que se produzcan, claro). Por eso, siempre estamos empezando. Aunque nuestra inercia nos lleve a movernos de una manera específica, hay gestos que vamos modificando para poder amoldarnos a nuestro nuevo ‘Yo’. A nuestra máscara de menos. A nuestra desnudez de más…
También debemos tener muy en cuenta que para correr, antes tenemos que aprender a caminar. Y para caminar, antes a gatear. Queremos SER para ayer. Creemos que por el hecho de ser conscientes de una creencia nuestra, de un efecto, de una huida…, ésta va a desaparecer por siempre jamás. Y no es verdad. La tenemos grabada, tatuada, en nuestra piel. Y esta raíz, no se corta en una sola tajada. Requiere mucha paciencia, mucho mimo, mucho cariño, mucha valentía y algo… de dolor. Sin prisas, pero sin pausas. Y, sobretodo, sin perder de vista que no somos ni mejores ni peores por ser o no ser de tal o cuál manera. Sencillamente, nos hemos protegido de ese modo para no sufrir. Cada uno, el suyo. Por eso, la empatía y la compasión se hacen también más Presentes cuanto más honesta eres contigo. Cuanto más Real eres contigo… Porque VES en los demás las mismas heridas (o parecidas) que tienes tú, pero vestidas con otro traje (o el mismo). Te cuesta más culpar, recriminar, condenar, criticar al otro porque SABES que lo está haciendo lo mejor que puede y sabe. Igual que tú.
A veces, me siento como una niña pequeña. Como si acabara de nacer y tuviera que volver a empezar de nuevo. A aprenderlo todo otra vez. Tan inocente. Tan vulnerable. Tan Humana.
Ahora me permito bastante más que antes sentirme así. Para mí, no hace tanto, era síntoma de debilidad. De inseguridad. No me gustaba. Me daba miedo que alguien pudiera acercarse lo suficiente como para tocarme el Corazón y partirlo en más pedazos de lo que estaba. Bueno, aún me da. Aunque mi Inconsciente (me) lo disimula de maravilla. Mi Corazón está bastante ‘de una pieza’. Me he pasado 5 años uniéndolo de nuevo. Late con fuerza, con ganas, con confianza. Aunque el temor a que vuelva a ser herido está ahí. Pero tampoco le doy mayor importancia. Lo de ir por la vida de Superwoman, sin miedo a nada, ya no va conmigo. Que tenga miedo, no me convierte en una cobarde. Y si lo hiciera, sinceramente, a estas alturas, tampoco me importaría. Me doy el lujazo de ser una AUTÉNTICA cobarde, de estar echa una mierda, de derrumbarme, de no poder con todo, de no ‘salvar’ a quién más amo, de no tener ni idea, de llorar hasta reventar y de encerrarme en mi cueva si es lo que siento. Si es lo que en ese momento necesito. El tiempo que me haga falta.
Esto es para mí Amarse. Lo demás, sería pura apariencia. Y ya tampoco estoy para ésas…
Llega un momento en el que tienes que dar un saltito a tu Vacío. Al Real. Al que te da tanto vértigo. Y esa decisión es la que marca la diferencia entre SER o simplemente Estar.
Pero hagas lo que hagas, estará bien. Siempre está bien. De verdad. Si no tenemos fuerza para hacerlo, pues no lo hacemos y punto. No tenemos nada que demostrar a nadie. Ni siquiera a nosotros mismos. No tenemos que ser nuestra mejor versión. Ni nos tenemos que ganar el Cielo. Nadie nos va a castigar. Ni tampoco a premiar.
Si lo haces, hazlo porque así lo sientes. Por ti. No por lo que digan. O vayan a decir. No porque ‘si no, no eres nadie’. O eres ‘peor que’. Eso es una pura falacia. No estamos obligados a Ser de una determinada manera.
Que el autoconocimiento y la Consciencia te sirvan para darte más paz y más felicidad, no para arrebatarte la que tienes (si es que la tienes). Si lo hacen, si la espiritualidad que sigues no te aporta más paz de la que tienes, ¿para qué la practicas? No te Creas todo lo que dicen por ahí… Hay muchas Creencias también dentro del mundo de la consciencia, de la espiritualidad, del crecimiento personal, de la autoayuda, del ‘coach’. Tantas, como en las otras Realidades que nos rodean. Se nos amontonan en la mente, unas encima de otras. Y es un caos, porque llega un momento que se mezclan y ya no sabes si tienes que quedarte para aprender algo de ese espejo…, o irte para aprender a soltar, respetarte y poner límites.
Párate. Utiliza el sentido común. Sé honesta contigo misma. Y lo verás claro.
Y si te tienes que ir de algún ‘sitio’, vete. Hay mucha Belleza aquí Dentro y allí Fuera con la que maravillarnos, con la que disfrutar, para estar perdiendo el tiempo con lo que sólo es una distracción más.
Cree en lo que te dé la gana, pero no te olvides de CREER EN TI.